jueves, 20 de agosto de 2009

Las Animitas, panorama general


Ninguno tuvo una vida ejemplar, pero sus fieles creen en ellos a pie juntillas, aquí recordamos a esos difuntos que se han hecho famosos gracias a la devoción popular. Y a uno que otro milagro pagado con velas y flores plásticas.
Las muertes súbitas están marcadas por la brusquedad con que acontecen, sin mediar extremaunción ni confesión de pecados. Por eso, el pueblo cree que el alma del difunto debe saldar sus cuentas. Para algunos, esa es razón suficiente para marcar el sitio donde mueren estas personas, y así ocurre con las numerosas iglesias en miniatura que se encuentran a la orilla de la carretera, recordando algún accidente.

He ahí la razón del templete, de las grutas, de las casitas a medida del ánima que construyen testigos anónimos, generalmente desconocidos para el difunto y sus familiares

Pero como nada es gratis, ni en la vida ni en la muerte, cuando los fieles le piden favores al muerto deben dar algo a cambio. Se comprometen a rezar por el eterno descanso de su alma a sabiendas de que no hay nadie más cobradora que una animita.

La más famosa de las Animitas "Romualdito"


Durante muchos años "Romualdito" ha sido la "animita" más recurrida por la fe popular de los santiaguinos en momentos de aflicción, y también objeto de diversas historias que se han tejido en torno a quien era realmente el difunto que fue asesinado en la esquina de Alameda con San Borja.

El mito más conocido dice que era un paciente de tuberculosis que salía del hospital convaleciente, cuando fue asaltado para quitarle el poncho que lo abrigaba y 15 pesos. Otros sostienen que era un niño violado y luego asesinado por vagabundos, o que Romualdito era un joven deficiente mental muy servicial y conocido en el barrio, muerto a palos y cuchilladas por maleantes. Incluso un sitio web "oficial" lo identifica como Romualdo Ibáñez.
Sin embargo, sólo se trata de mitos alimentados por el fervor popular.

"Romualdito" fue un mecánico de 41 años llamado Romualdo Ivanni Sambelli, chileno de origen italiano, soltero e hijo de Juan y Herminia, asaltado por delincuentes y asesinado de una certera estocada al corazón a las 20:30 horas del martes 8 de agosto de 1933.

Según una investigación se desestimó también el mito del enfermo convaleciente, ya que en los archivos de atención de la época en los hospitales no está registrado su nombre como internado por tuberculosis.

En el Certificado de Defunción extendido por el Instituto Médico Legal dos días después del homicidio se señala como causa de muerte de Romualdito una "herida a puñal en la región pericordial".

Geografía en pena (Animitas célebres)



La animita es anterior a cualquier acción milagrera de estos santos populares. Como se ha dicho, lo que manda es la tragedia, el horror de la muerte súbita, lo inesperado del accidente. Si usted observa esas pequeñas grutas en el desierto, llenas de botellas plásticas con agua, está asistiendo a un remedo evidente de la difunta Correa, una madre argentina que murió de sed en el desierto y que, pese a su deceso, pudo amamantar a su pequeño hijo, que fue encontrado días después por lugareños. Las botellas de agua son para que a la mujer nunca más le dé sed... Así, otras historias han conmovido a distintas regiones del país. A continuación, algunos mitos nacionales:

Jaimito: Su templete está en Tobalaba con Grecia. Se trata de un niño de aproximadamente trece años que se ahogó en el canal. Habría sido hijo de padres acomodados, y se cuenta que de vez en cuando, la mamá, en un auto lujoso, llega a arreglar las flores y velas. Para Navidad recibe muchos regalos e incluso luce un pesebre.

Las Adrianitas: En 1936, en Copiapó, murieron dos mujeres que vivían de la vida nocturna de la ciudad. Los restos de una tercera mujer fueron trasladados a la misma sepultura. Las tres se llamaban Adriana, nombre que los copiapinos utilizan para referirse a las niñas de vida alegre.

Servandito: Servando Campos Soto era un deficiente mental de Linares que vivía de la limosna. Querido por los vecinos y los estudiantes, murió atropellado por un camión en abril de 1968. Fueron justamente los estudiantes los que comenzaron a encomendarse a él en época de exámenes.

"Animitas" de algunos países americanos


Argentina


La difunta Correa. Cerca de San Juan, localidad de Vallecito, fue encontrada muerta una mujer en plena pampa, bajo un sol radiante, con un hijo vivo apegado a su pecho. La Difunta Correa era Deolinda Antonia Correa y se dio en hablar que era milagrera y las botellas de agua comenzaron a llenar el recinto como ofrenda y desafío a la sequedad eterna del valle que la mató. La botella de agua es el símbolo: manifestación y síntesis del fervor popular.


Brasil


"Animas" del Mar. En Río de Janeiro, en la arena de la playa de Copacabana, se encienden velas, se dejan flores, dulces y se susurran plegarias para una "animita" que está a la orilla del mar.Esto acontece al caer la tarde y al llegar la noche. Otros traen flores y las arrojan a las olas.El rito consiste en abrir tres pequeños hoyos en la arena e ir dejando dentro de ellos las velas encendidas, las flores envueltas en papel y un paquete de dulces.El ánima puede dar trabajo, sanar, dar más salud, o simplemente descanso espiritual.


Paraguay


Curuzú Cedro, en la tradición guaireña, se encuentra la figura de un joven, Antonio Berreto, predilecto de las mujeres de Tuyutimi, departamento de Villarrica, que fue ultimado después de un baile por una partida policial, dirigida por el hijo del comisario y a raíz de una incidencia. La mujer que lo amaba sepultó su cadáver y puso sobre él una hermosa cruz de cedro, de ahí el nombre de Curuzú Cedro. Los vecinos del lugar la veneran, y las jóvenes saben hacer peregrinaciones hasta la misma el día de la Cruz, porque les da suerte en el amor y resuelve las dificultades más apremiantes de los jóvenes envueltos en aventuras amorosas.


Perú


Almas. En este país llaman "Almas" al sitio en que alguien "ha sido sembrado", asesinado, y en que se colocan nichos u ollas en las que arden velas día y noche.


Venezuela


La Momia. En Pueblo Hondo está la momia de un joven de nombre Jorge Aldana, que fue enterrado a los dieciséis años, el 13 de octubre de 1945, y cuyo cadáver momificado fue hallado en el cementerio, años después. El asombro popular se transformó pronto en fama de milagros atribuidos al joven, con el consiguiente resultado de romerías y ofrendas de agradecimientos y de flores, especialmente los domingos. Los devotos de la "Momia San Jorge", como le dicen algunos, ha ido aumentando lo mismo que su fama, al punto que en la actualidad vienen personas de muchos lugares a rendirle ofrendas. El pueblo explica este caso diciendo que, como era un alma pura, Dios lo conservó intacto.

Origen de la animita ¿COMO NACEN?


Nace una "Animita" por misericordia del pueblo en el sitio en el que aconteció una "mala muerte". Es un Mausoleo popular, los restos descansan en el cementerio, por lo que se honra el alma, la "ánima". Donde finalizó la terrena jornada, en el mismo lugar se construye una caseta, la que pasa a llamarse casilla, templete, ermita, gruta. Son reproducciones, imitaciones de casas y algunas semejantes a iglesias. Todas ostentan cruces. Le agradecen los favores concedidos en placas metálicas, en trozos de mármol, madera, bronce. Les escriben cartas, notas en las que hacen todo tipo de súplicas, las que sitúan semi escondidas, entre los agradecimientos. Las flores están como las ofertas más escogidas, ya sean naturales o artificiales. Se les visita sin días fijos ni horarios, En forma especial, el 1 y 2 de noviembre. Los peregrinos, los creyentes son de ambos sexos, como de diferentes edades y clase social. Las "animitas" se encuentran en las grandes ciudades, en las calles, a la orilla de las aceras, en los pueblos, provincias y comunas. Se les ve a lo largo de los trazados ferroviarios de norte a sur, en las riberas de los ríos de enfurecidas corrientes, al borde de los barrancos, en la curva peligrosa, en la berma de las carreteras, en las rocas de las playas, en la escabrosa cordillera, en la pampa retirada de la sal y el cobre, en las islas de Chiloé, entre la lluvia y el viento.